En 1882, Edward Hibberd Johnson, socio y amigo cercano de Thomas Edison, transformó la celebración navideña al crear el primer árbol de Navidad iluminado con luces eléctricas. Como vicepresidente de la Edison Electric Light Company, Johnson decoró un árbol en su residencia de Nueva York con 80 bombillas de colores rojo, blanco y azul, conectadas manualmente y dispuestas en una serie eléctrica alrededor del árbol. Este no solo brillaba con luz eléctrica, sino que también giraba, sorprendiendo a los invitados y marcando un hito en la historia de las festividades.
Antes de esta innovación, era común utilizar velas para iluminar los árboles de Navidad, lo que representaba un riesgo significativo de incendios. La introducción de las luces eléctricas no solo aportó seguridad, sino que también añadió un nuevo nivel de esplendor a las decoraciones navideñas. Sin embargo, debido al costo elevado de la electricidad y la falta de infraestructura adecuada en muchos hogares, esta práctica no se popularizó de inmediato. No fue sino hasta la década de 1920 que las luces eléctricas comenzaron a ser más accesibles para el público en general, consolidándose como una tradición navideña en todo el mundo.
La visión de Johnson y su colaboración con Edison no solo iluminaron un árbol, sino que encendieron una tradición que perdura hasta nuestros días. Hoy, las luces navideñas son un símbolo universal de alegría y celebración, adornando hogares y ciudades con destellos que evocan el espíritu festivo de la temporada.
Fuente: The Henry Ford Museum | The Bowery Boys History | The Victorian Historian
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