La escena se repite cada año: multitudes de compradores abarrotan centros comerciales, tiendas en línea y negocios locales en busca del regalo perfecto a escasos días de Navidad. Este fenómeno, lejos de ser casual, se ha convertido en una tradición para quienes, ya sea por costumbre o procrastinación, posponen sus compras hasta el último momento.
De acuerdo con un estudio de YouGov, el 11.1% de los consumidores a nivel mundial realiza sus compras navideñas en la última semana antes de las festividades. En México, esta tendencia ha mostrado un incremento en 2024, destacando la preferencia por tiendas físicas y comercios locales, que han adaptado sus estrategias para captar a los rezagados.
Los pequeños negocios, en particular, se benefician de este auge tardío, ofreciendo promociones exclusivas y productos únicos que atraen a quienes buscan alternativas más personalizadas.
Los centros comerciales y grandes cadenas no se quedan atrás, desplegando descuentos de temporada para competir con las tiendas locales y plataformas en línea. Por ejemplo, establecimientos como Getafe The Style Outlets y Nassica han lanzado rebajas de invierno acompañadas de actividades festivas para atraer a las multitudes. Plataformas como Shein y Temu, por su parte, ofrecen hasta un 70% de descuento en productos populares.
Sin embargo, esta fiebre de última hora no está exenta de retos. Largas filas, aglomeraciones y la falta de stock convierten la experiencia en una prueba de paciencia. Además, el consumo masivo durante estas fechas tiene un impacto ambiental significativo, desde el aumento en las emisiones de carbono hasta la generación de residuos por embalajes y transportes exprés.
A pesar de las dificultades, para muchos, las compras tardías son una oportunidad para apoyar la economía local mientras encuentran productos con descuentos significativos.
En conclusión, las compras decembrinas de último minuto no solo son una costumbre generalizada, sino también un motor económico para comercios de todos los tamaños. Aunque pueden representar un reto logístico, también abren la puerta a oportunidades para reflexionar sobre cómo y dónde consumimos en estas fechas.
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